Otto Scharmer. 2023 en ocho puntos: una meditación sobre la realidad actual de nuestro planeta

Helio Borges
14 min readDec 31, 2023
Imagen de Kelvy Bird

Lea el artículo original de Otto Scharmer en idioma inglés aquí.

A medida que el año llega a su fin y nos acercamos al 2024, siento la necesidad de cerrar el círculo de comprensión entre los diversos desafíos del 2023 y mi propia percepción. En retrospectiva, podemos observar tres elementos visiblemente destacados:

  • Ha sido el año más caluroso jamás registrado: cada mes, de junio a noviembre, ha superado los techos anteriores.
  • Ha sido un año de intensificación de la polarización y conflictos: Europa (Ucrania/Rusia), Medio Oriente (Israel/Gaza), África (la región del Sahel, Somalia, Etiopía) y Asia (Armenia/Azerbaiyán, Península de Corea, Sur del Mar de China).
  • Ha sido el año de la Inteligencia Artificial (IA): la llegada de la IA generativa está reconfigurando la experiencia humana y las estructuras sociales de maneras que eran inimaginables hace apenas unos años.

Eso es lo que percibimos en la superficie. Pero ¿cuáles son los mensajes más profundos que estos tres fenómenos encierran? ¿Qué nos quieren decir estos desafíos?

En esta contemplación de fin de año, intento descifrar algunos de estos mensajes subyacentes. Al leerlo en el espíritu de una meditación de la realidad fundamentada en el pensamiento sistémico, te encontrarás con los siguientes temas:

  • Creamos colectivamente resultados que nadie quiere.
  • No podemos continuar haciendo más de lo mismo (aunque sigamos intentándolo).
  • Los desafíos que enfrentamos requieren que nos miremos en el espejo de todo el sistema.
  • En ese espejo nos vemos a nosotros mismos y nuestro potencial para cambiar el lugar interno desde el cual operamos,
  • . . . abriendo nuestras mentes para cambiar nuestro pensamiento, de silo a una visión sistémica,
  • . . . abriendo nuestros corazones para cambiar nuestras relaciones, de tóxicas a transformadoras,
  • . . . abriendo nuestra voluntad para cambiar nuestras acciones, del ego al eco.
  • Pequeñas islas de coherencia tienen la capacidad de elevar un sistema completo.

1. Creamos colectivamente resultados que nadie quiere.

Casi nadie quiere infligir más violencia y destrucción a la naturaleza, a los demás o a sí mismo. Sin embargo, eso es lo que seguimos haciendo colectivamente si seguimos:

  • profundizando la brecha ecológica: desestabilización climática, pérdida de biodiversidad
  • profundizando la brecha social: polarización, desigualdad, guerra
  • profundizando la brecha espiritual: desesperanza, ansiedad y depresión

Estas tres brechas constituyen un abismo gigante que aparece ante nuestros ojos colectivos.

2. No podemos continuar haciendo más de lo mismo (aunque sigamos intentándolo).

¿Qué tiene que decirnos este abismo? No puedes hacer más de lo mismo.

  • En el caso de la brecha ecológica, eso significa: no se puede hacer más de lo mismo mientras se espera una futura solución tecnológica (como la geoingeniería, como lo propone actualmente la industria de los combustibles fósiles).
  • En el caso de la brecha social significa que ninguna de las partes puede matar (literalmente) su salida del enredo en que se encuentran actualmente. Vemos esto en Ucrania/Rusia, una historia de bajas masivas en ambos lados sin prácticamente ninguna ganancia territorial para nadie; y vemos esto en Israel/Gaza, donde ni Hamás ni Israel pueden conseguir lo que quieren haciendo más de lo mismo (ataques atroces y matanzas de mujeres y niños por parte de Hamás, bombardeos en Gaza que han matado a más de 20.000 personas, muchas de ellas ellos mujeres y niños, por las FDI)
  • En el caso de la brecha espiritual significa que la pandemia de desesperanza y soledad, en gran medida amplificada (si no creada) por las redes sociales potenciadas por la IA, no puede solucionarse con más tecnologías, por ejemplo, tratamientos médicos que alivien los síntomas, pero no eliminan los problemas de raíz: la violencia y el dolor que infligimos colectivamente a nuestro planeta (contaminación), a los demás (guerra) y a nosotros mismos (desesperanza).

El abismo dice: no puedes hacer más de lo mismo; mírate al espejo. Pero hasta ahora no estamos escuchando. Estamos quemando más combustibles fósiles; bombardeando y matando a más personas; y amplificando la pandemia de desesperanza al permitir que las grandes tecnologías conviertan la experiencia humana en máquinas con fines de lucro lideradas por la irresponsabilidad organizada, lo que simplemente amplifica todos los síntomas mencionados anteriormente.

A medida que seguimos haciendo lo mismo, los desafíos se siguen acumulando y las brechas se siguen profundizando. Al mirar aún más profundamente el espejo del abismo colectivo, ¿Qué vemos? Nos estamos viendo a nosotros mismos.

3. Los desafíos que enfrentamos requieren que nos miremos en el espejo de todo el sistema.

Nosotros nos estamos haciendo todo eso a nosotros mismos. En este punto, muchos de nosotros nos sentimos tentados a adoptar una respuesta reactiva. Pero el truco en esta etapa, como me dijo una vez mi buena amiga Dayna Cunningham, es este: mantener la atención enfocada.

Mantener la atención enfocada significa ver nuestro propio papel en la creación de la situación. Se trata de ver claramente la realización de lo que ha sucedido, de lo que sigue sucediendo. Se trata de vincularlo a nuestro propio sentido de agencia y responsabilidad, lo que abre un abanico de comprensión y posibilidades compartidas.

Mantener la atención enfocada significa que no podemos abordar y cerrar las tres brechas con el mismo pensamiento que las creó:

  • No podemos resolver la emergencia planetaria sin una reflexión profunda sobre nuestro papel y relación con nuestro planeta. ¿Es nuestro papel continuar el actual camino de destrucción? O ¿Transformar y reestructurar nuestros sistemas de la extracción a la regeneración y la prosperidad?
  • No podemos resolver nuestras crecientes guerras y tensiones con la misma mentalidad y lógica de política exterior que las crearon. Esa mentalidad de otredad niega nuestra interdependencia, nuestra interconexión con el mundo que nos rodea.
  • No podemos resolver la pandemia de soledad, desesperanza y depresión aplicando el mismo pensamiento que las creó: soluciones tecnológicas que se centran en los síntomas, pero no en la raíz de los problemas.

Mantener la atención enfocada significa enfrentar y reconocer el profundo sentimiento de pérdida y desesperanza de nuestro momento actual. De hecho, la desesperanza y el dolor que sienten muchos jóvenes indican un nivel más profundo de conexión con el dolor infligido al planeta, a los demás y quizás también a nosotros mismos.

4. En ese espejo nos vemos a nosotros mismos y nuestro potencial para cambiar el lugar interno desde el cual operamos.

Cuando permanecemos atentos a esos sentimientos difíciles, cuando dejamos de lado las nociones preconcebidas, entonces podemos comenzar a notar un lugar más profundo de fuente y resonancia dentro de nosotros. A medida que profundizamos nuestra mirada en el espejo, para vernos a nosotros mismos a través de los ojos del todo, notamos que hay otra presencia que emerge alrededor, entre, y dentro de nosotros mismos, que en el ruido de nuestra vida cotidiana casi siempre no notamos e ignoramos. Es un lugar y una fuente de presencia que no juzga, no es cínica y no tiene miedo; simplemente es, y también es un presagio de en lo que se está convirtiendo.

En ese lugar más profundo de presencia, la frontera entre tú y yo, entre nosotros y ellos, entre eso y yo, está colapsando inevitablemente. Lo que solía haber aquí, dentro de nosotros, de repente se distribuye por todas partes. Mi propia experiencia de mí mismo y del espacio se transforma en una sensación panorámica desde el campo. Mi sentido cronológico del tiempo se ralentiza hasta quedar en silencio. Si me quedo atento y me rindo ante ella, eso comienza a cambiar todo a mi alrededor.

5. Al abrir nuestra mente, cambiamos nuestro pensamiento, de silos a sistémico.

Cambiar la fuente de nuestro pensamiento de nuestras actuales burbujas y silos (ego) al ecosistema que nos rodea (eco) puede parecer una cosa pequeña. Pero afecta a todo. El pensamiento crea el mundo. El pensamiento realmente profundo, es decir, crear algo a partir de la nada, es una de las pocas cosas que las máquinas (incluida la IA generativa) no pueden hacer.

Un ejemplo del año pasado se refiere a cómo concebimos y damos sentido a la violencia. A nivel superficial hay violencia directa. Una persona es la víctima, otra es el perpetrador. Las noticias rara vez bajan de este nivel.

A un nivel más profundo, está la violencia estructural. Los perpetradores de la violencia no son personas sino estructuras (tenemos como ejemplos, el racismo sistémico y otros mecanismos que excluyen a determinados grupos de las oportunidades a las que podrían tener derechos). En casi todos los conflictos del mundo existe una interacción entre la violencia directa y la estructural.

Una tercera forma de violencia da lugar en muchos casos a las otras dos: violencia atencional. La violencia atencional significa no ver al otro en términos de quién es realmente. Esta forma de violencia se comete cuando una persona o grupo no ve a los demás como “legítimos” (para usar el término de Maturana).

Para comprender mejor los conflictos actuales en todo el mundo es necesario examinarlos en los tres niveles. Durante el año pasado, en nuestro mundo cada vez más polarizado, me resultó muy difícil “sostener el espacio para la paz” (Harari, Yuval Noah: 2023 ), es decir, un espacio para la evolución del todo que está más allá del discurso hiperpolarizado que ahora paraliza el pensamiento y la acción colectivos. A medida que mantener este espacio se vuelve más difícil en muchos lugares hoy en día, también se vuelve aún más importante hacerlo, fortaleciendo nuestra capacidad para escuchar y sostener perspectivas complejas, divergentes y conflictivas.

Para que esta primera transformación se afiance (la inversión de nuestro pensamiento de silos a sistemas, del ego al eco) se requiere una segunda transformación, una que tenga que ver con la inversión de nuestras relaciones.

6. Al abrir nuestro corazón, hacemos que nuestras relaciones pasen de ser tóxicas a ser transformadoras.

La segunda transformación consiste en abrir nuestros corazones para cambiar nuestras relaciones. Lo hacemos cambiando el lugar interior desde donde se originan nuestra escucha y nuestras conversaciones. Cambiar nuestra escucha significa pasar de la descarga y de los hechos a una escucha empática y generativa. Cambiar nuestras conversaciones significa pasar de la descarga y el debate al diálogo y la creatividad colectiva.

Ni uno solo de los desafíos contemplados anteriormente puede abordarse con el antiguo estilo de escuchar y conversar, lo que sólo resultaría en más de lo mismo. La clave para ir más allá de nuestros viejos patrones de acción radica en transformar nuestras conversaciones de la conformidad y la confrontación, a la conexión y la co-creación, cambiando el lugar interior desde donde se origina nuestra conversación y escucha: desde dentro del límite de nuestro propio sistema hacia fuera de él, eso significa salir de nuestras ideas preconcebidas y escuchar desde la perspectiva de los demás y desde el campo social en su conjunto.

Este proceso de descentramiento, que a veces puede resultar estresante porque nos lleva al no saber, a la incertidumbre y a asumir riesgos, es una capacidad que se puede cultivar y enseñar. Sin él, seguiremos estancados en nuestros viejos caminos.

Para que esta segunda transformación, la inversión de nuestras relaciones de transaccionales (o tóxicas) a transformadoras, se afiance, se requiere una tercera transformación, una que tenga que ver con la inversión de nuestras acciones.

7. Al abrir nuestra voluntad cambiamos nuestras acciones del ego al eco.

La tercera transformación implica trasladar el origen de nuestras acciones desde dentro hacia más allá del colapso de los límites de nuestro sistema. Vemos que esto sucede en muchos lugares del mundo, donde, en momentos de crisis, de colapso sistémico y de necesidad existencial, las personas se elevan a la altura de las circunstancias y se ayudan mutuamente. Lo vemos en el inspirador trabajo voluntario que a menudo es el ingrediente secreto para crear resiliencia después de dificultades y pérdidas (incluso en Ucrania, Israel, Gaza y otros lugares de sorprendente respuesta comunitaria). También lo vemos cuando entidades tradicionales, como empresas, ONG o estados-nación, colaboran de nuevas maneras a través de fronteras. En el lenguaje de la Teoría U lo llamamos “acción colectiva basada en la conciencia” (ABC, siglas en inglés de awareness-based collective action). Lo vemos a nivel local y en todos los sectores. Incluso lo vemos a nivel de país. Es sorprendente lo que nosotros, como seres humanos, podemos hacer si elegimos operar desde una perspectiva eco en lugar de una perspectiva ego.

Dicho esto, también sabemos lo doloroso que es asistir a reuniones entre pares en las que un ecosistema de colaboración queda inhabilitado porque un socio insiste en permanecer en control unilateral. Lo que significa que no hay confianza y el origen de la acción permanece estancado dentro de los límites de esa organización. Para obtener una visión más detallada de los patrones evolutivos de la inversión y transformación institucional, consulte mi blog reciente sobre Filantropía 4.0. La capacidad de descentrar nuestras acciones aisladas hacia patrones co-creativos más allá de las fronteras requiere la apertura de la mente, el corazón y la voluntad.

8. Las pequeñas islas de coherencia tienen la capacidad de elevar un sistema completo.

“Cuando un sistema está lejos del equilibrio”, dice el químico Ilya Prigogine, ganador del Premio Nobel, “pequeñas islas de coherencia en un mar de caos tienen la capacidad de elevar todo el sistema a un orden superior”. Que nuestro sistema está lejos del equilibrio quedó muy claro en 2023. La mayoría de la gente comparte ese sentimiento. También sabemos que el “mar de caos” no escasea.

Pero ¿qué pasa con estas “pequeñas islas de coherencia” que tienen la capacidad de inclinar nuestra trayectoria evolutiva en una dirección u otra? Ahí es donde entra en juego nuestro rol, y por “nuestro” me refiero a todos nosotros, cualquiera que contemple el momento actual incluso con la más mínima apertura de mente y corazón.

Cuando los sistemas colapsan, ¿qué nos queda? Unos a otros. Nos quedan nuestras relaciones con la tierra, con nosotros mismos y con los demás. Las pequeñas islas de coherencia, a mi modo de ver, son microcosmos del futuro que intenta emerger.

Ahora es el momento

¿Dónde está la unidad más pequeña de una isla de coherencia? Está en nuestro corazón. Está en nuestras relaciones. Está en nuestros círculos de escucha profunda y conversación generativa. Está en nuestros esfuerzos por transformar las relaciones difíciles con las partes interesadas en nuestro trabajo y nuestras vidas a través de la escucha y la conversación generativas.

Me inspira la distinción que hace Vaclav Havel entre optimismo y esperanza. “La esperanza no es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, independientemente de cómo resulte”.

El año 2024 nos presentará decisiones profundas. Se llevarán a cabo elecciones en Estados Unidos, India, Indonesia, Sudáfrica, la UE, el Reino Unido y otras democracias. Las decisiones de las personas sentarán las bases para el futuro del trabajo de transformación profunda, de una forma u otra. No conocemos los resultados, pero sí sabemos que ahora es el momento de hacer lo que tiene sentido independientemente de los resultados.

Una comunidad planetaria de investigación en acción, formada por líderes y agentes de cambio

Entonces, ¿qué se necesita para que nosotros, como seres humanos, accedamos a ese nivel más profundo de nuestra agencia: la creencia de que algo “tiene sentido independientemente de cómo resulte”? Acceder a ese nivel más profundo requiere que accedamos a nuestra humanidad profunda. Así como la regeneración del suelo en la agricultura regenerativa requiere métodos y herramientas de cultivo, lo mismo se requiere para acceder a nuestros niveles más profundos de humanidad para reconectarnos con lo que realmente tiene sentido para nosotros.

Estoy inmensamente agradecido a la comunidad de personas dentro y alrededor del Presencing Institute, y del ecosistema de la u-school, que continúan co-creando, co-evolucionando y perfeccionando todos estos métodos y herramientas. Ellos son fundamentales para lograr los cambios necesarios hacia el florecimiento humano y planetario en todos nuestros sistemas de la manera exigida por nuestra policrisis actual.

El Presencing Institute y su ecosistema global de socios y miembros del equipo central es una comunidad de investigación en acción de líderes y agentes de cambio que utilizan los métodos y herramientas del cambio consciente de sistemas para facilitar los procesos de transformación de nuestros sistemas, de extractivos a regenerativos, del ego al eco, y de la degradación al florecimiento.

¿Qué significa ser parte de una comunidad de investigación en acción de este tipo? Significa ser un profesional en la creación de pequeñas islas de coherencia en nuestro trabajo, de una forma u otra, y luego reflexionar metódicamente y compartir estas experiencias, métodos y herramientas.

Pero hemos aprendido que no basta con proporcionar métodos y herramientas para este trabajo. También son necesarios lugares y espacios para experimentarlos en un contexto social a través de campos de práctica aplicada. Además, hemos aprendido que mediante el uso intencional de la tecnología es posible vincular estas pequeñas islas de coherencia entre sí para formar ecosistemas de coherencia.

En 2023 nos centramos en ejemplos vivos de estos ecosistemas en tres dominios:

  • Construcción de Capacidades y Activación de Ecosistemas: lanzamos nuestro u-lab rediseñado y actualizado que está disponible a través de MITx, así como nuestro Programa de Liderazgo Ecosistémico en América Latina (un programa de tres años de desarrollo de capacidades y activación de ecosistemas)
  • Crear laboratorios de innovación: a través de laboratorios de sistemas que se centren en Educación para el florecimiento humano (en asociación con la OCDE), Restauración de ecosistemas y agricultura regenerativa (varios socios); Laboratorios de Liderazgo de los ODS (en colaboración con las Naciones Unidas y los equipos humanitarios de país); ONU 2.0 (en colaboración con múltiples agencias); Las empresas como fuerza para el bien (en colaboración con la Fundación Eileen Fisher y otros socios), así como Finanzas transformadoras (en asociación con GABV), y Filantropía 4.0.
  • Generar conocimiento, métodos y herramientas: crear y desarrollar nuevas artes sociales y métodos, herramientas y prácticas relacionadas (como la herramienta 4D Mapping online), además de compartir conocimientos a través de nuestra Journal of Awareness-Based Systems Change, que acaba de alcanzar el notable umbral de 100.000 visitas y descargas en sus primeros tres años de publicación.

Sabemos que todo esto es sólo un pequeño comienzo. Aunque solo operamos con un núcleo muy pequeño, muchos de estos esfuerzos involucran a cientos o, en algunos casos, miles de agentes de cambio voluntarios en todo el mundo. Realmente somos parte de un movimiento masivo de voluntarios y agentes de cambio que siguen aclarando y actuando sobre ‘lo que tiene sentido, independientemente de cómo resulte’.

Ese tipo de compromiso y acción incondicionales se basan en un profundo cambio de conciencia que, en este momento, quizás sea nuestra fuente de esperanza más importante.

Sabemos que el camino que tenemos que recorrer no será fácil. Sabemos que se avecinan muchas más disrupciones. Pero yo también siento la presencia de una profunda posibilidad positiva que hoy es palpable en tantos lugares. Aunque 2023 fue un año difícil para la mayoría de nosotros la mayor parte del tiempo, termino ese año con una nota diferente. Más tranquilos, conectados y también más seguros de que juntos podremos activar y realizar el potencial positivo de cambio que la mayoría de nosotros podemos sentir en este momento.

Siento una profunda gratitud por estar vivo en este momento. Siento gratitud por estar conectado con todas las iniciativas mencionadas (y muchas que no lo fueron), con todos ustedes que las co-crearon como socios, miembros de equipos, voluntarios y patrocinadores de docenas de proyectos e iniciativas en todo el mundo. También siento la misma gratitud de estar conectado con aquellos de ustedes que están involucrados en iniciativas diferentes, pero con ideas afines en otros lugares y contextos.

Siento que estos son los años para los que yo, y quizás nosotros, nacimos. Estos son los momentos en los que debemos dar un paso al frente. Sí, no es fácil y es exactamente por eso que elegimos estar aquí; estar aquí juntos. Estos días, meses y años son los momentos para estar plenamente presentes con lo que emerge de nuestras relaciones con la tierra, entre nosotros y con nosotros mismos.

Si quieres apoyar al Presencing Institute y su u-school for Transformation, nos financiamos a través de contribuciones de nuestra comunidad y agradecemos cualquier contribución que puedas considerar.

Si deseas consultar más recursos: Presencing Institute, ottoscharmer.com, Revista sobre el cambio de sistemas basados ​​en la conciencia, u-school.org.

¡Agradezco a Kelvy Bird por la imagen que creó para esta contemplación! Y agradezco a Antoinette Klatzky, Eva Pomeroy, Katrin Kaufer, Rachel Hentsch y Patricia Bohl por sus útiles comentarios sobre el borrador.

Yo traduzco los artículos de Otto Scharmer al español, porque desde hace tiempo siento que es ‘lo que tiene sentido, independientemente de cómo resulte’. En amor y paz, Helio Borges

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Helio Borges

Coach, Agente de Cambio Organizacional, Facilitador, Orador, Escritor. https://helio-borges.medium.com/ Twitter: @hborgesg. IG: @heboga. FB: helio.borges.35.